Cultivo en Cubetas Autorregables
¿Cuantas veces te has visto en la situación de marcharte de vacaciones sin tener a nadie que se ocupe de tus plantas? ¿Alguna vez te has olvidado de regar tus plantas o no has tenido tiempo para hacerlo?
Para mantener sus plantas hidratadas sin necesidad de regarlas a diario, les compartimos esta sencilla eco-tecnia usando materiales reciclados y fáciles de obtener. Hemos utilizado esta técnica en nuestro centro experimental, obteniendo excelentes y duraderos resultados en cultivos de jitomate pera y cherry, y en cultivos de raíz como cebolla, rábano y betabel.
La maceta autorregable no es más que una cubeta de 20 litros que dispone de una cámara inferior donde se almacena el agua. Este agua está en contacto con un sustrato de tierra sostenido por una malla de tipo arpillera, de modo que las raíces permanecen siempre hidratadas por capilaridad. Una vez llenamos el compartimento del agua, podemos interrumpir el riego de tres a cuatro días.
Para hacer una maceta autorregable casera, se necesitan los siguientes elementos:
- Una cubeta usada de pintura de 20 litros
- Un pedazo de tubo PVC o similar de unos 40 cm de largo
- Varios pedazos de tubo PVC o similar
- Un pedazo de malla arpillera de un metro cuadrado que podemos conseguir en fruterías
- Un trozo de mecate o rafia
- Sustrato a base de tierra, arena y composta a partes iguales.
En primer lugar se colocan los segmentos de PVC, de unos 10 cm, verticalmente en el fondo de la cubeta. Se forma así el depósito inferior donde se ubicará la reserva de agua. En lugar de los segementos de PVC podemos usar un sustituto parecido, como latas de conserva, aunque estas con el tiempo tenderán a oxidarse.
Obtenemos la malla arpillera de cualquier bolsa de malla usada para el transporte de frutas u hortalizas. Éstas nos las regalaron en el mercado de abastos. Hacemos un pequeño orificio en uno de los lados por donde haremos pasar el tubo largo de plástico, tal como se muestra en la imagen.
A continuación colocamos la malla dentro de la cubeta, de modo que el tubo largo de plástico sobresalga a través de ella. El tubo de plástico comunica el depósito inferior con la superficie. A través de este tubo surtimos de agua a la planta durante varios días.
Amarramos la parte de la maya que sobresale con un pedazo de hilo de rafia, haciéndo que quede bien sujeta y pagada a la pared exterior de la cubeta.
Comenzamos a llenar la cubeta con el sustrato ligeramente húmedo, que queda en la parte superior sostenido por la maya arpillera. Notaremos que la maya se desplaza un poco a medida que el sustrato se va acomodando sobre ella.
Ya tenemos la cubeta preparada. Ahora sólo queda sembrar y echar agua a través del orificio hasta que el nivel en el depósito alcance los 10 centímetros de los segmentos de PVC que hemos puesto en el fondo o hasta que la superficie del agua esté en ligero contacto con el sustrato. Para conocer el nivel del agua, basta con meter una vara de madera o metal por el tubo de riego, sacarla y comprobar hasta que nivel se ha mojado. Compararemos ese nivel con la profundidad del depósito de agua.
En lugar de usar un mecate, por estética podemos simplemente remangar la maya arpillera de modo que quede encajada dentro de la cubeta, como se ve en la siguiente imagen. Para evitar la evaporación del agua del depósito a través del tubo, podemos aplicarle un tapón que sea fácil de extraer a la hora de añadir agua a la reserva.
Gracias a este método, nuestras plantas sobrevivirán durante varios días sin necesidad de regarlas.